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La cerámica ornamental y decorativa es un arte milenario que se ha transformado a lo largo de los siglos, pero su esencia sigue arraigada en la experimentación y la conexión con la naturaleza. En el mundo contemporáneo, los ceramistas encuentran en la exploración de técnicas como el desarrollo de esmaltes de cenizas y el horneado a fuego vivo con elementos naturales una vía para crear piezas únicas y evocadoras.

La creación de cerámica ornamental es un proceso fascinante que va más allá de moldear arcilla, ya que nos sumergimos en la experimentación para descubrir cómo los esmaltes, compuestos por cenizas y otros elementos, reaccionan con la cerámica y el calor. Este enfoque exploratorio abre un mundo de posibilidades, cada pieza se convierte en un lienzo en blanco donde la química y la creatividad se entrelazan.

Los esmaltes de cenizas son el resultado de la combustión de materiales orgánicos como madera, hojas o incluso restos de plantas. Estas cenizas se combinan con otros componentes como sílice, feldespato o arcilla para crear una mezcla única que, al ser aplicada sobre la cerámica, reacciona de manera impredecible. Los colores, texturas y efectos varían según la composición de las cenizas y las condiciones de cocción, lo que hace que cada pieza sea única e irrepetible.

 

El horneado a fuego vivo con elementos naturales es otro proceso cautivador. Al utilizar flores, hojas y otros elementos orgánicos como decoración en la superficie de la cerámica, estos materiales se queman durante la cocción, dejando sus huellas impresas en la arcilla. El resultado es un diseño intrínseco, donde la naturaleza misma deja su marca en la obra, creando pautas y texturas que evocan la belleza efímera de las plantas.

La experimentación en la cerámica ornamental no solo reside en la aplicación de técnicas, sino también en la búsqueda de la armonía entre la creatividad y los procesos naturales. Los ceramistas se sumergen en un diálogo constante con el barro, el fuego y los elementos naturales, buscando capturar la esencia efímera y la belleza de la naturaleza en cada pieza.

 

Cada paso en el proceso de creación es un viaje de descubrimiento. Los ceramistas exploran la composición de los esmaltes, probando diferentes combinaciones de cenizas, minerales y óxidos para lograr colores y efectos innovadores. La cocción a fuego vivo se convierte en un ritual donde las piezas de cerámica se transforman bajo la acción del calor, las hojas se queman dejando impresiones vívidas y las flores dejan sus tonalidades y formas grabadas en la superficie.

La conexión con la naturaleza es fundamental en este proceso creativo. Los artistas recolectan cuidadosamente las materias primas naturales, explorando los bosques, jardines y entornos naturales para encontrar elementos que inspiren sus diseños. Cada flor, hoja o fragmento de madera lleva consigo una historia y una textura única que enriquecen la pieza final.

La cerámica ornamental no se limita a la estética, también tiene un profundo significado emocional y simbólico. Las piezas creadas a través de la experimentación con esmaltes de cenizas y la cocción con elementos naturales capturan la esencia de la impermanencia y la belleza efímera. Cada obra cuenta una historia única, donde la fusión entre la creatividad humana y los elementos de la naturaleza se convierte en una expresión tangible de la conexión entre el arte y el entorno.

 

Además de su valor estético, la cerámica decorativa creada mediante estos procesos experimentales encuentra su lugar como piezas decorativas que aportan un toque único a los espacios. Desde jarrones con sutiles texturas de hojas grabadas hasta platos con matices de colores obtenidos de cenizas, estas obras se convierten en piezas conversacionales, donde cada detalle invita a contemplar y apreciar la magia de la naturaleza.

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